Anoche, nuevamente fui de cena con mis amigas a la República independiente de Gracia.
Pasamos frente a antiguos pubs, hoy en día reconvertidos en restaurantes rápidos de Kebab, y, sobre todo en uno, próximo a la plaza del Sol, me vino a la memoria la noche loca, con la que comencé la relación con mi último novio (con el que me casé).
Como si fuese en un flash back, recordé:
- La Barcelona post-olímpica, mediados de los años 90. Una noche de sábado.
- Cenita en un restaurante del barrio de Gracia (que por entonces ya comenzaba a convertirse en República Independiente).
- Concierto de Música de Jazz en la Oscuridad, besos que van, manos que vienen.
¡¡¡Uuufff!!! (desde entonces que no puedo escuchar la canción Laura, sin que me entren unos sofocos...)
- Tras eso, una par de copas en aquel pub, en la actualidad un restaurante de comida Siria-Turca, y luego... lo que podríamos llamar una noche loca.
Y es que lo que a los veintitantos se aprende (posturas, masajes, strip-juegos, fotos "güarillas" -¡Adiós Polaroid!-, etc), sirve, y seguirá sirviendo, espero, a los taitantos.
En cualquier caso, no pude evitar una gran sensación de nostalgia, al pasar frente a aquellos locales, que fueron nuestros pubs.
Pasamos frente a antiguos pubs, hoy en día reconvertidos en restaurantes rápidos de Kebab, y, sobre todo en uno, próximo a la plaza del Sol, me vino a la memoria la noche loca, con la que comencé la relación con mi último novio (con el que me casé).
Como si fuese en un flash back, recordé:
- La Barcelona post-olímpica, mediados de los años 90. Una noche de sábado.
- Cenita en un restaurante del barrio de Gracia (que por entonces ya comenzaba a convertirse en República Independiente).
- Concierto de Música de Jazz en la Oscuridad, besos que van, manos que vienen.
¡¡¡Uuufff!!! (desde entonces que no puedo escuchar la canción Laura, sin que me entren unos sofocos...)
- Tras eso, una par de copas en aquel pub, en la actualidad un restaurante de comida Siria-Turca, y luego... lo que podríamos llamar una noche loca.
Y es que lo que a los veintitantos se aprende (posturas, masajes, strip-juegos, fotos "güarillas" -¡Adiós Polaroid!-, etc), sirve, y seguirá sirviendo, espero, a los taitantos.
En cualquier caso, no pude evitar una gran sensación de nostalgia, al pasar frente a aquellos locales, que fueron nuestros pubs.
Gracia Republic for ever !!!